
El primer factor que se ha visto perjudicado por el efecto del COVID-19 en el ámbito empresarial es la liquidez. La caída abrupta de los ingresos unida al mantenimiento de la mayor parte de las obligaciones de pago, han dejado en mínimos la tesorería de las empresas. En estas circunstancias, es necesario llevar a cabo cambios inmediatos en su estructura financiera y, en caso de que no sean suficientes, plantearse la posible entrada de nuevos socios o incluso la venta de la compañía.
El impacto en la liquidez de las empresas españolas del Real Decreto Ley 8/2020, de 17 de marzo, de Medidas Urgentes para hacer frente al impacto económico y social del COVID-19 está siendo muy elevado. Nuestra economía, en la que el turismo y la hostelería representan un peso muy elevado sobre el Producto Interior Bruto (PIB), cerca de un 20% en conjunto, se está viendo muy perturbada por las restricciones al movimiento de las personas, afectando a la práctica totalidad de los sectores productivos.
En este contexto, las empresas deben ser ágiles en la toma decisiones, pero necesitan contar con la adecuada base informativa para que dichas decisiones tengan ciertas garantías de resultar acertadas.
Por tanto, resulta clave llevar a cabo una reflexión estratégica sobre los elementos clave en la generación de valor por parte de la empresa y sobre cómo se van a ver afectados por los inevitables cambios en el entorno (clientes, proveedores, competencia, etc.) que está produciendo esta crisis.
Restructuración financiera
En el ámbito financiero, una vez analizadas las necesidades de tesorería a corto y medio plazo, habrá que acudir al mercado para captar los recursos precisos para el buen funcionamiento de la empresa.
Consciente de este problema, el gobierno incluyó en el citado Real Decreto Ley 8/2020 una serie de medidas encaminadas a dar soporte a esas necesidades mediante avales del Estado a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO) de hasta el 80% del importe de las operaciones bancarias orientadas a cubrir las necesidades de tesorería de empresas y autónomos, con unas condiciones preferenciales. Paralelamente, siguen operativas las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) que también otorgan avales para la financiación de empresas, normalmente con ciertas limitaciones geográficas.
No obstante, también hay otras fuentes alternativas, como pueden ser los llamados Fondos de Deuda, o determinadas instituciones de ámbito nacional, como la Empresa Nacional de Innovación (Enisa), que otorga préstamos participativos a emprendedores y empresas en crecimiento, o los organismos financieros regionales (Instituto Valenciano de Finanzas, por ejemplo).
Operaciones Corporativas
Puede darse la circunstancia de que la empresa encuentre dificultades para obtener la financiación necesaria, ya sea por haber obtenido resultados negativos continuados, exceso de endeudamiento o incidencias bancarias, fiscales o judiciales. En esos casos, si a pesar de ello, cuenta con buenas perspectivas comerciales, una sólida cartera de clientes u otros valores que le confieran atractivo para otras empresas, puede plantearse la búsqueda de un socio financiero o industrial, que le aporte los recursos económicos necesarios para superar esta situación.
La entrada de nuevos socios permite a los socios actuales seguir el frente de la empresa, aunque también suponga la pérdida de parte de su soberanía, debiendo someterse a un estricto control financiero y al deber de consensuar las decisiones estratégicas de la empresa.
Otra alternativa, habitual en las empresas familiares en caso de jubilación o falta de sucesión, puede ser la venta de la compañía, que supondrá de facto la desvinculación patrimonial de los socios, aunque puedan seguir vinculados laboralmente.
El proceso de búsqueda de socios o venta de una empresa está muy estandarizado por años de experiencia y requiere de un asesoramiento multidisciplinar para optimizar su resultado. Los candidatos suelen ser empresas del mismo sector, con implantación geográfica o gama de producto complementaria, fondos de inversión en el caso de venta, o fondos de capital riesgo en participaciones minoritarias y pacto de salida en un plazo de tiempo determinado, u otro tipo de inversores, como Family Offices o incluso empresas de otros sectores complementarios.
Dependiendo de las circunstancias concretas de cada empresa, el espectro de alternativas de actuación ante la situación actual es muy amplio, pero como se señalaba al comienzo de este artículo, resulta esencial llevar a cabo un diagnóstico estratégico de situación que nos permita maximizar las probabilidades de éxito en la toma de decisiones.