Tradicionalmente las empresas han centrado la mayor parte de sus esfuerzos en el desarrollo del producto o servicio. Para ello, no escatiman recursos, invertir en los mejores materiales, investigación, el mejor equipamiento para su desarrollo y los recursos humanos cualificados para obtener un producto de calidad.
Sin embargo estos enormes esfuerzos en tiempo e inversión, se suelen ven frustrados cuando llega el momento de la comercialización del producto. A menudo el empresario no ha dedicado tiempo a este aspecto, que va a determinar el éxito del negocio.
El plan comercial y de marketing ausente en la mayor parte de empresas se sustituye por la improvisación, o la elección de canales tradiciones de comercialización o de fácil acceso, que no parten de un análisis de las opciones más recomendables y rentables para el producto/ servicio. Todo ello, suele acabar en una inversión que no se rentabiliza, no por la valía o utilidad del producto, sino porque el empresario no es capaz de hacerlo llegar al consumidor, de generar necesidades o mostrar la utilidad.
Por ello, es fundamental plantear desde un inicio la comercialización del producto, analizando el mercado y la competencia, definiendo el público objetivo, los canales de venta, los recursos necesarios para afrontar la venta y apoyándose en expertos que ayuden a detectar las mejores oportunidades venta.
Esta nueva visión del producto desde la perspectiva del cliente ayudará en el propio desarrollo del producto final, creando el un producto que se adapte mejor a las necesidades realies del mercado y potenciado su éxito. Quizás el resultado no será el que tiene los mejores materiales, o quizás sea el de mayor calidad, el más ligero o el más pesado….., pero lo fundamental es que será el producto que tiene realmente un nicho de mercado, el que se podrá VENDER.