
Los administradores de cualquier sociedad o empresa reúnen todo el poder ejecutivo en la marcha y funcionamiento de las organizaciones que tienen encomendadas gestionar. A la complejidad de sus funciones, y a la responsabilidad de gestionar el proyecto empresarial, se suma también los riesgos que conlleva hacerlo sin el respeto a la norma y a la diligencia mínima.
