
Las operaciones de reestructuración societaria, esto es, las modificaciones estructurales de las empresas consistentes en operaciones de fusión, escisión, canje de valores, aportaciones no dinerarias, cesión global de activos y pasivos, y cambio internacional del domicilio social, vuelven a cobrar importancia en la actualidad por distintos motivos.
Por una parte, a consecuencia de la crisis económica y financiera, las empresas han tenido que revisar sus costes, adecuar su dimensión a la actividad actual en aras a una mayor productividad, y en consecuencia, han tendido a adelgazar sus estructuras y a reducir el número de empresas operativas. También ha surgido la preocupación relativa a la responsabilidad que las empresas asumen, los riesgos propios del negocio, y la salvaguarda del patrimonio generado durante años, y que en muchos casos se ha visto mermado o perdido por los efectos de la crisis.
Por otra parte, a la hora de afrontar los procesos de internacionalización que están llevando a cabo las empresas, se hace necesario analizar la forma óptima de acometerlo, desde un punto de visto económico, comercial, operativo, legal y fiscal.
Y por último, tiene especial relevancia a la hora de financiar las sociedades, por las garantías ofrecidas, los avales requeridos y las distintas fuentes de financiación empleada. Asimismo, debido a las modificaciones tributarias recientes, en el ámbito del Impuesto sobre el Patrimonio (por su reactivación) y del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (por la disminución de las bonificaciones aplicadas), han vuelto a cobrar interés estas operaciones.
Por ello, y dado que la empresa va desarrollándose y siempre está en movimiento, debe analizar si su estructura (individual o de grupo) es o sigue siendo la más adecuada. Para realizar dicho análisis, debe estudiar: su forma jurídica, su situación accionarial, las actividades que desarrolla, su patrimonio, sus deudas, sus riesgos, su situación laboral y organizativa, etcétera.
A partir de ese análisis, podrá determinar si es necesario realizar alguna operación de reestructuración, teniendo en cuenta cuestiones como la salvaguardia del patrimonio empresarial y personal, la sucesión de la empresa, la elaboración de protocolos familiares, la internacionalización, o la gestión operativa y financiera.
Y a la hora de ejecutar estas operaciones es imprescindible tener en cuenta una serie de aspectos jurídicos y fiscales de relevancia.
Aspectos jurídicos como:
– Los requisitos para efectuar la operación: la necesidad de realizar un proyecto, o la verificación de la operación por un experto independiente, o la publicación de anuncios, y la elaboración de la minuta o los acuerdos oportunos.
– El efecto que las operaciones pueden tener en sus socios: como la existencia de derechos de separación y/o exclusión.
– La modificación de los estatutos sociales.
– Cuestiones de Derecho Laboral.
– La salvaguarda de los derechos de los acreedores, así como la responsabilidad de los administradores.
Aspectos fiscales como:
– La posible aplicación del régimen especial del Impuesto sobre Sociedades, que permite el diferimiento del pago de los tributos (directos e indirectos) que afectan a la operación. Los requisitos requeridos para su aplicación. La existencia de motivos económicos válidos.
– Los efectos en el Impuesto sobre el Patrimonio de los socios y en el posible Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones.
– La retribución a percibir por los socios.
En GALAN CONSULTORES, con más de 30 años de experiencia en la prestación de servicios de asesoría y consultoría, contamos con un equipo multidisciplinar que nos permite ofrecer la máxima calidad a la hora de plantear una reestructuración societaria, partiendo de un análisis riguroso de la misma, el planteamiento más adecuado y adaptado a sus necesidades, así como una ejecución rápida y eficaz.